jueves, 14 de mayo de 2009

SINGLADURA EN BICI

Hace tiempo no recibimos noticias de nuestro querido Julio Barriga, pero lo sabemos sano y salvo. Igual es fácil evocarlo visualizando un par de gestos clásicos: riendo por la iluminación de algún absurdo verbal, despotricando a causa de alguna nimia pero decisiva conspiración contra el sentido, pero en este día lo queremos recordar así: pedaleando su bici raudo y concentrado en esquivar el tráfico, dulcineas, molinos y sanchos como un Quijote en fuga a la gran soledad. Los dejamos con un poema “hit” del vate de San Rock(e). Agradecemos a Miguel por la caricatura.

por Julio Barriga

Soy el Centauro de la soledad

y soy los anteojos de la carretera, Ramón

y aún soy el largo beso bajo el túnel

de asfalto y morera donde las flores

de Guaymallén se sientan a las orillas

de sus veredas líquidas y acequias musicales

bajo extensas arboledas que susurran

juegos sensuales desde sus penumbras.

Estoy condenando a prolongar una existencia insulsa

hasta el final de sus instantes repetidos.

Soy un rostro largamente injuriado por la miseria

dos flores de cedro bailan un inmóvil minué

sobre la t.v. mis huesos gritan antiguos rencores

al final del infierno bailan los árboles enloquecidos

retorcidos por una vasta desesperación

perdido en el eón de una indivisible dualidad

mi palabra es ciega y mi mirada es muda.

Tu mundo es un prodigio, Señor, pero

yo no lo entiendo un carajo

la carne aúlla sucias confidencias

de mi fealdad ya nada me consuela

(con la edad no puedes hacer treguas)

Vago sin luz entre indianas arboledas

tratando de ajustar mi soledad en versos

no perderé más tiempo en mantenerme joven

carente de la plural singularidad pessoana

adolezco de distintos abandonos

esto es hacer poemas con la mierda al cuello

estoy repitiendo mi canción.

Hace tanto no suscribo la utopía

y bebo como un colibrí

en un tiempo de hombres casi femeninos

y mujeres bastante masculinas

sumando letras a la nada con absoluta decadencia interpretativa

puesto a observar inaferrables realidades

suntuariedad antiecológica

escenarios de la bostezada felicidad burguesa

que un feroz delicioso anonimato

me borre el rostro y me dibuje la palabra

y labre mi sueño un vasto sueño proyectivo

atrapado en una ciudad

donde nadie me quiere y yo no quiero a nadie

en los días en los que la compulsividad

me lleva al clímax de autodestrucción

la soledad de una hora cualquiera me arroja a la nada

compilando nostalgias de la muerte

cuadernos plagados de horrores

en pos y encuentro del tiempo imaginario

a la busca del tiempo que no se me ha perdido

frito en el aceite de una soledad delirante

todo hermoso, pero tan lejano

remotas, inaccesibles, tantálicas visiones.

La soledad de los ciclistas

ciudad a vista de sillín

y a golpe de manubrio

en riesgo de malinterpretar las señales del tránsito

la bestias sarcástica, loco solo & su bicicleta.

Soy el mejor amigo de mi mismo

un cowboy en bici, qué desastre,

un gaucho en alpargata, un indio a pata

profesando una literatura a pedal

que ejercita la visión interna

(nada es cuando lo vives sino cuando lo revives)

sacudido por visiones espasmódicas

el discípulo sangrante, la bestia ilustrada

carcomido por sus alucinaciones

por una gracia especial de las vicisitudes

que todo lo vivido se convierta en verso.

Ya no espero nada del más acá

cielos se deslizan raudamente

noches de esperar puertas que pasan como trenes fantasmas

sombras que me cobijan en remoto desamparo

y me despiertan en el éter

soy el poeta exiliado en sus soledades

con todo lo sublime y ridículo del gesto

mientras mundo de gente trina afuera

hombres de irreparable belleza póstuma

ritualmente impelidos a asesinar lo que aman

hijos de su sola edad y padres de sí mismos

hay esa lumbre por la que todos lloran

unos para otros somos heridas incurables

amor a muerte hasta el último centavo

un triste amor que escupe sangre

sangre escupiendo amor

y por un fugaz instante entrever la eternidad

una chispa al final del túnel

pues un gramo de luz derrota toneladas de tinieblas

para convivir con las muertes cotidianas

verlas llegando siempre de los cuatro rincones

saludarlas solícitos

como el gato de Alicia, mis dientes de plástico

seguirán sonriendo luego que yo desaparezca

Recorrer la ciudad como un cuerpo en pena

por avenidas que a plenitud comulgan con los árboles

soy una ciudad pasando a través de un individuo

un pavoroso amante de las penumbras

el monstruo de las profundidades

has vuelto a ser la bestia solitaria

en esa vieja jaula de manías y obsesiones

un cadáver social va por la calle

alucinado por la luna

de cuál sordo corazón de la noche

extraigo imágenes de la infancia

muros podridos de abandono

siniestros, pero familiares

asido a un vuelo imposible

te roza el ala inmensa de los sueños

introduces un elemento poético en tu carne

como un cuchillo de hielo

somos una fauna inclasificable

mezclados con los hermanos de la gleba

poetas crucificados por sus hemorroides!

imprecaciones y plegarias no atendidas

aquel que ha muerto cabe perfectamente en mi mirada

esperanza y abandono de la poesía

mi piel ha sido devastada por diversas caligrafías

la excitación social asesina al solitario

sucios pensamientos aletean como insectos aplastados

esta es la última vez que soy tan joven

¿Cuándo hallaré mi voz? Busco mi voz perdida

luchando en el sollozo de no saber

hablar conmigo mismo, mi suerte es ajena

mi ley es dinero extraño

soy el fantasma inverso del vudú

un cuerpo que perdió su alma

tan triste como la navidad y su bullanga hueca

mis camisas colgadas parecen las camisas de un hombre muerto

a partir de ahora el corazón va a servirme

menos que un cenicero, conductas tan histéricas

que me alejan a las antípodas de los anhelos profundos

por fin la soledad ha logrado acorralarme

en el rincón sin salida que es toda existencia

rebeldías devienen remordimiento añejo

mis ideas son barcos que abandonan las ratas

trabajando en comentarios silenciosos

en dilettancia trashumante y nihilista

por la ciudad donde enjambres de palabras

atacan como avispas enardecidas

¡salón de mágicos espejos

donde el deseo lo transfigura todo!

Mendoza, 1998 (Versos Perversos, 2004)

4 comentarios:

Marco dijo...

El Quijote de San Rock... y Sancho Pirata.
Un grande.

Lefty Wilbury dijo...

me hiso reir eso de que Barriga está sano y salvo.
salvo puede ser, pero sano no sería Barriga.

con absoluta decadencia interpretativa los saludo entre San Juan y Mendoza.

hasta la vendimia siempre

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

(nada es cuando lo vives sino cuando lo revives)... Platón siempre se cuela en ese tipo de apoteosis conceptuales... Me hizo pensar en una explosión de imágenes a lo Camargo pero más pop, más mundializado, en fin, más posmoderno.

Editorial El Cuervo dijo...

:
saludos markiño!
y si alfajores, sano no suena bien, ahora ke lo pienso salvo, tampoco. ese señor barriga ta a ratos mas alla del bien y del peor
diego, claro, barriga es la bestia sarcastica, el solo puede hacer versos con lo ke keda del lenguaje cotidiano. voy revisar el tiempo de la muerte ahuringa, abrazos
saluds a todos