por Fernando Barrientos
1.- Aunque ya has publicado narrativa y ensayo has dicho en muchas entrevistas que sólo escribes poesía en distintos registros. ¿Cómo se inicio tu camino de poeta?
En realidad empecé a escribir una larga novela mientras viajaba por el norte argentino y parte de América. Después de esa novela que no sé dónde habrá quedado, salieron algunos poemas sietemesinos a los que les faltaba el intestino grueso y formarse los dedos, esas cosas. Hasta que me encontré con Señales de Una causa personal, un libro de Joaquín Giannuzzi en una mesa de saldos. Robándole a él construí mi voz. Como dice Elliot: con estos fragmentos construiré mi reino.
2.- También has dicho que sólo escribes cuando escuchas “una musiquita”, una voz, en realidad dos voces: una, la tuya, a la que desoyes, y otra, ajena, a la que intentas seguir. ¿Cuándo hablas de la voz ajena te refieres a ‘la tradición’?
No, la voz extraña es una voz que no sé bien de donde sale y que persiste en los trabajos como un ruido de fondo. Es la voz que va en contra de los clichés, en contra de la habilidad y que pone en riesgo a los trabajos. Me gusta escribir en estado de pregunta y de incertidumbre, ya que ahí es donde está el peligro también está la salvación.
3.- ¿Cómo maneja en estos tiempos un escritor argentino la influencia de Borges?
Borges es una de las principales influencias para un escritor argentino, yo la manejo con total libertad, es un gran palacio para ser saqueado hasta dentro de la heladera.
4.- En toda tu obra se cuela la música, ya sea como tema o intertexto. ¿Qué queda de esa tradición con la que creciste: Spinetta, Charly, Pappo, Manal, Redondos?, ¿hay una continuación en la actualidad?
Sí, escuchen a Pez, Flopa, Él mató a un Policía Motorizado, Florencia Ruiz, 107 faunos, Prietto viaja al cosmos con Mariano, Shaman y los hombres en llamas, etc.
5.- Una pregunta cruzada: ¿qué influencias se han traficado entre el rock argentino y la literatura argentina?
Javier Martínez, el cantante y compositor de Manal, Moris y Luis Alberto Spinetta desde su música y lírica le han puesto la música de fondo a nuestra juventud. Sus letras son gran literatura.
6.- En gran parte de tu obra intentas representar y recuperar la lengua e identidad de tu barrio, Boedo y también de tu generación. ¿Por qué crees que en algunas ocasiones se te ha ligado con cierta tendencia llamada “literatura del yo”?
Supongo porque hay un yo que narra en algunos de mis poemas y algunos de mis relatos. Pero en realidad uno tiende a hacer desaparecer el yo, a luchar contra él, ya que su presencia insaciable nos convierte en esclavos.
7.- Conocemos tu opinión sobre la figura pública y la literatura de Juan José Saer, expresada en “Casa con diez pinos” (Los Lemmings), “Nadie Zafa Nunca” (Ensayos Bonsái) y “El enfrentamiento a algo superior”. ¿Qué opinión tienes de Piglia y Aira?
Dos grandes escritores y muy generosos.
8.- Casi al final de, “Asterix, el encargado” (mi cuento favorito de Los Lemmings) hay una “escena boliviana”. ¿Podrías contarnos algo sobre esa escena y la construcción de ese cuento?
Es un relato en el que trabajé diez años. Lo que pasaba es que los personajes no habían logrado decantarse en música y no se dejaban escribir. Cuando tuve una primera parte, le agregué al relato un final que parece de género fantástico aunque es una tradición boliviana poco conocida [el tinku] pero que me impactó cuando un amigo -que participó de ella- me la contó. Igual a lo fantástico yo siempre lo leo en clave realista, es decir que Gregorio Samsa se convierte de verdad en insecto, eso es lo monstruoso.
9.- Y por último, ¿para cuándo más aventuras de Andrés Stella y compañía?
Eso nunca se sabe. Ahora tengo un relato largo -casi una novela- que se llama Titanes del Coco donde aparecen algunos personajes laterales de Los Lemmings como Chumpitaz, pero no Andrés Stella.
1 comentario:
:D
Tengo en mis manos julio barriga.
muchas gracias
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