El hombre que escondía obras maestras
Javier Rodríguez C.
Creo que a nadie le cabe duda que Bob Dylan es Dios. Al menos no a sus fanáticos, dedicados a seguir febrilmente cada movimiento suyo (dicen que
Enfocado en el periodo 1989 – 2006, Tell Tale Signs recopila canciones que no entraron en Oh, Mercy (1989), World gone wrong (1993), Time out of mind (1997) y Modern Times (2006), abarcando el proceso de su actual “renacimiento” creativo y documentando cómo Bob recobró la forma hasta alcanzar el genial pico que atraviesa hoy. Además, este álbum también nos ofrece las primeras grabaciones “oficiales” de Dylan y su banda en vivo desde 1995, lo que es de agradecerse, pues Bob sólo puede ser atrapado y comprendido en la mercurial encarnación de su camaleón sonoro “en vivo”, mucho más si consideramos que sus recitales de los últimos diez años son los mejores que ha dado desde 1978. Entonces, casi revestido de un aura de “imprescindibilidad” para el dylanófilo promedio, al contener también preciosas canciones y hasta alguna obra maestra perdida, este disco sirve soberbiamente como majestuoso “pie” para conocer finalmente a esa leyenda inescrutable que es Bob Dylan.
Como la mujer de Lot
Un misterio genuino y en esencia, Bob Dylan se ha transformado en un enigmático observador, desafectado del mundo moderno y por ello habilitado para, desde una distante posición, dotada de especial ironía, incomparable sabiduría y relevante claridad, retratarlo con contundencia infalible. Es esta visión, ya homogénea y contemporánea –a diferencia de los anteriores volúmenes de la “Bootleg Series” (excursiones de época a los sesenta y setenta)–, la que se materializa en Tell Tale Signs, adquiriendo la suficiente contextura para finalmente permitirnos percibir plenamente la tan sugerida “trilogía” conformada por Time out of mind, ”Love and theft” y Modern Times, ampliada acá hasta principios de los noventa, pero con una atmósfera y visiones sorprendentemente enfáticas en sus intenciones, refrendando que lo de Bob no es sólo una trilogía temática, sino un discurso expansivo.
Una de las características de este “último” Dylan es la poderosa retórica de sus letras, cada vez más explícita y franca al demostrar sus raíces ancestrales (no faltan entre las canciones de este disco citas textuales a la Anthology of American Folk Music), dejando muy atrás la etérea y rampante poética de sus primeros días. Por tanto, temáticamente la compilación se muestra como una unidad (no una colección de canciones), en la que se entrecruzan comentarios retrospectivos personales, la consciencia de la vulnerabilidad humana, manifestaciones de amor obsesionado, viajes trepidantes por una América tan mítica y perturbadora como la “Old Weird América” y los cantos apocalípticos de un profeta cínico. Todos estos son temas que Dylan ha explorado siempre (desde “Motorpsycho Nitemare” hasta “Thunder on the mountain”, pasando por “Jokerman” o “When the ship comes in”), pero que han alcanzado nuevamente la plenitud de su genio en los pasados 20 años, justamente los cubiertos por este disco.
Pero algo que tampoco es nuevo en Dylan es su método de trabajo, libre y dado a la improvisación –por ello mismo doblemente deslumbrante–; lo que ha hecho que existan versiones muy distintas de cada tema suyo, quedando registrados en decenas de alteraciones, mezclados con sus también legendarias “sesiones de calentamiento”, en la que jammea sobre clásicos del folk al mejor estilo “Basement Tapes”. En consecuencia plena con su actitud de evitar mirar atrás, ha sucedido que, en ocasiones, las versiones de los temas que han sido publicadas en los álbumes oficiales no son precisamente las mejores para plasmar lo que Bob quiere expresar; y hasta se ha dado el caso en que Dylan mismo ha vetado la publicación de joyas que todos los que escuchaban por adelantado el disco apuntaban como las mejores del álbum, y acaso de todo el canon Dylaniano (Síndrome “Blind Willie McTell”). Esto no bajo una impostada pedantería, sino respetando la dylaniana filosofía de privilegiar las instantáneas sobre las epifanías prefabricadas. Con todo, la posibilidad que nos abre Tell tale signs en ese sentido es magnifica, pues nos da un vistazo del proceso creativo del maestro de Duluth y también incluye cuatro de las mejores canciones que Dylan ha escrito jamás (ni que decir de los últimos 20 años), pero no había publicado aún: “Red River Shore”, “Dreamin’ of you”, “Mississippi” y “Series of dreams”.
Señales delatoras
Tell tale signs puede sorprender al incorporar hasta tres versiones distintas de un mismo tema (“Mississippi”), pero al ser Bob Dylan uno de esos pocos músicos –no intérpretes– empeñados en jamás tocar una canción dos veces igual, tiene total sentido que cada una de sus tomas de estudio sea profundamente distinta de la otra. Esa fuerza es la que hace que un disco de “rarezas” sea, en el caso de Bob, hasta más atractivo que algún otro material cortado en estudio. Justamente abriendo con una versión country-blues a dos guitarras del genial tema aparecido en “Love an Theft”, éste disco también ofrece una segunda alternativa de “Mississippi”, arreglada para una pequeña banda (en el típico estilo de Daniel Lanois, productor de este tema) pero igualmente contundente en su empuje poético.
También en versión doble aparece “Dignity”, en una de ellas con un profetizador Dylan a solo piano, y en la otra –ya más cercana a la versión “oficial” del tema– arropando con una juguetona banda de rockabilly atenuado sus dejos vocales, entre sarcásticos y hastiados. Pero si de versiones sorprendentes se trata, la bluesera “Someday baby” se presenta acá transfigurada por completo, dando mucha batalla a la rockera versión de Modern Times. También abiertamente distintas se escuchan “Tell Ol’ Bill” y “Huck’s Tune”, grabadas para las bandas sonoras de North Country (2006) y Lucky You (2007), aunque en ambos casos el concepto de la composición ni llega a revisitarse.
Inmediatamente se nos presenta la primera gran joya del álbum, “Red River Shore”. Una de esas canciones magistrales que Dylan hace y destierra de sus discos oficiales (sabedor de todo esto) aparentemente sólo para mosquear a los dylanólogos. Aunque en este caso es aceptable suponer que Bob la apartó de Time out of mind para mantener la uniforme inescrutabilidad otoñal de esta obra. Precisamente también separada de este disco, “Can’t wait” golpea con intenso swagger folk-rock y hace algo más obvia la razón por la que se la excluyó de la mezcla final del disco. Uno de los mejores blueses lentos que ha escrito Bob, “Marchin’ to the city”, y “Dreamin’ of you”, con su hipnótica amalgama de riffs y beats, completan las lista de “descartes” del magnífico opus dylaniano de 1997, exponiendo todavía más facetas de un disco ya insuperable en su forma original, llevándonos a preguntar si, de haberlas incluido, se habría roto la maciza oscuridad funebre de **Time out of mind**, haciendo de esta mucho más que la tenébrica pieza que permitió a Dylan sumergirse nuevamente en aguas del genio.
Sin embargo, son las sesiones de Oh, Mercy las que más temas aportan a Tell tale signs. Esto tiene mucho sentido si recordamos la manifiesta insatisfacción de Dylan con el producto final, o –por otro lado– si lo marcamos como el punto de inflexión de su carrera tardía. Revelando un insospechado sonido arrasadoramente moderno, “Everything is broken” es un clásico blues-rock dylaniano “para sudar”, pero con tendencias de rock contemporáneo sosteniendo el sardónico parloteo. En las antípodas, aunque también proveniente de la misma sesión, “Born in time” es una hermosísima canción de amor, acaso demasiado poética para clasificarse sólo como eso (no por nada es una de las más sublimes que Bob ha escrito), además de ser el único tema tomado del crónicamente infravalorado Under the red sky que aparece en este volumen –pues aunque se la grabó ya para Oh, Mercy, la canción no vio la luz sino hasta el próximo disco–. También una balada de amor perdido, “Most of the time” suena como algo que cabría sin problemas en Another side of Bob Dylan (1964), y junto a la locomotora visionaria de “Series of dreams” y la rabiosa modernidad de “God knows”, todas pertenecen a las sesiones de Oh, Mercy, que de haber incluido en su lanzamiento estos otros temas, bien podría haberse transformado en el disco más frontalmente moderno de Bob desde 1966.
Resaltan también “High Water (for Charley Patton)” y su rodaje bluesero en vivo, demostrando que eso de hablar de Dylan como un anciano de garganta maltrecha es una tontería. También en vivo encontramos una sublime grabación de “Ring them bells” y la conmovedora belleza de “Lonesome day blues”, que aclaran –por si hiciera falta– que la tremenda banda de gira de Bob puede machacar con guitarras sucias o acariciar con melodías celestiales, una hazaña que usualmente despreciamos casi sin pensarlo.
Finalmente las completamente inéditas “Can’t escape from you” –con Dylan como crooner consumado de un vals de fantasmagórica belleza soul–, el impecable cover de “32-20 blues” de Robert Johnson, la inmortal “Cocaine blues” o “Miss the Mississippi”, tampoco tienen desperdicio, y hacen de este un disco no solamente **redondo**, sino absolutamente a prueba de balas.
Juguetes perdidos
Míticamente enfrentado a sus productores y comprometido solamente con su musa, Dylan –que desborda genialidad a cada instante– muy probablemente se transformará póstumamente en una mina de oro inagotable para sus managers y herederos (que ya se sienten facultados para asaltarnos pidiendo $130 por la edición “deluxe” de **Tell tale signs**), ya que sus piratas son casi inabarcables en calidad y cantidad (i.e. las Basement Tapes completas, las sesiones con Johnny Cash, sus primeras tomas eléctricas circa 1962, etc.), y este disco es una prueba más de ello. De cualquier manera, introducirnos en el proceso creativo del mayor genio de la música popular tiene grandes recompensas. Sea que lo hagamos con afanes de enfermizo completismo, por elemental curiosidad o persiguiendo el cismático balance entre los retoques sonoros, cálidos pero rústicos, de Lanois y el nervio expresivo de Bob, la “Bootleg Series” y Tell tale signs acusan el inconmensurable genio de Dylan, de indudable vigencia además (recuérdese que ninguno de los temas del álbum tiene más de 19 años). Tal y como con Pete Seeger, que acaba de lanzar un bellísimo disco a los 89 años, con Bob corroboramos que las figuras titánicas como ellos jamás se extinguen.
Sonando como en 1964 o apoyado por una banda símil Wallflowers –epitome del folk-rock “moderno” allá por 1997–, una voz de ultratumba nos acerca al grandioso y eminente autopirata, un Dylan sabio y eminente que proclama “Me estoy poniendo viejo/Puede pasarle cualquier cosa a cualquiera ahora.” Mientras nos recuerda que acostumbrarnos a recibir sólo discos perfectos de él puede ser posible. En fin, si sus “desechos” son así (como el material de Tell Tale Signs, un disco casi de 10 cerrado), ¡Cómo serán sus canciones “oficiales”!. Pero en ese sofisma erramos de pleno, pues con Bob Dylan nada es definitivo. Y ése es el secreto de su genio.
Fuente: La Ramona
9 comentarios:
ah!, me olvidaba mencionar que "rings of fire” de johnny cash fue grabada para el soundtrack de la pelicula Feeling Minnesota y "you belong to me” para Natural Born Killers (mezclada con dialogos entre Mickey & Mallory, de la peli), clásica canción de los 50, que Bob ya menciona en “Desolation Row”, de 1965: “And in comes Romeo, he’s moaning, “You belong to me”, I believe, and someone says You are in the wrong place my friend, you better leave”.
muy buen articulo. inteligente y completo. JR pone la bala donde antes puso la oreja.
le haria falta un update sobre el tercer disco, no?
cuando al fin pude juntarme con mis amigos dylanosos para escuchar el disco en masa, uno de ellos, emocionado, dijo: este disco solo deberian venderlo a quien demuestre sobradamente saber de Bob.
es cierto, creo.
el sentido (uno de ellos) de esta entrega de la Bootleg Series (como de la primera y tambien triple) se despliega en funcion de la "obra oficial". un poco, o bastante, lo que Bob hace es poner en accion esa conocida nocion de Borges: "la idea de texto definitivo pertenece a la religon o al cansancio", nocion que vale combinar con una frase de Alfonso Reyes que Der Alter gustaba citar: "uno publica para no pasarse la vida corrigiendo borradores".
o sea, Bob publica sus propios bootlegs y de una pone en cuestion las categorias de borrador y texto definitivo. o mejor: extiende la nocion de texto in progress indefinidamente. al menos eso.
por algo es que Bob es a la musica popular lo que Godard al cine o al ya mentado JLB a la literatura o Duchamp a la plastica.
habia que desarrollar esto.
pero antes, vamos al principio:
Bootleg es una palabra compuesta, que une "boot" y "leg". o sea, "bota" y "pierna". es un termino que nace durante la ley seca, en USA. en argot de contrabandistas "bootleg whiskey" seria ese whiskey contrabandeado dentro de las botas. de ahi viene el termino. un disco "bootleg" no es pirata, ya que un pirata es un disco copiado de uno que ha sido comercializado oficialmente. los discos bootlegs no son piratas.
Bob que invento todo (desde el videoclip al rap y hasta la nocion de rock star) tambien fue el primero en lanzar su propios bootlegs. justo en el momento en que la industria discografica caia en la peor crisis de "identidad", digamos, de su historia.
bueno, me tengo que ir.
si hay charla, la seguimos dopp tardi.
dice Bob en una cancion de "Love and Theft": "these bootleggers, they make pretty good stuff".
verdad que si: Tell Tale Sings es pretty good stuff, al cubo.
PS. trivia dylanofila: "no cometas el crimen, varon, si vas a cumplir la condena", es, como todos saben, una linea que Calamaro canta en "Paloma". pregunta, que relacion tiene esta frase con Dylan?????
(JG)
JG lanza una pregunta de trivia y como nadie se anima me animo yo: AC traslada el "to live outside the law, you must be honest" de Absolutely sweet marie y la traduce a otro contexto,a Paloma no? creo ke estos traslados son mas escasos en AC ke en copiarle la pinta
Se zarparon varias erratas en el anterior comment. Asi que por lo menos corregire la cita calamaresca. Debia decir: “No cometas el crimen, varon, si no vas a cumplir la condena”.
Y si bien uno podría estar legítimamente tentado a vincular esta frase de “Paloma” con la canción titulada “Dulce condena”, de rancio linaje rodriguiano, la trivia pregunta por la Conexión Dylan.
No es esa frase, don Cuervo. Si bien, por supuesto, “To be an outlaw you must be honest” podria valer como una extrapolacion, segun su dylanosa intuicion.
¿Será que Hank le roba más la imagen que las palabras a His Bobness?
Da para pensarla.
Mientras esas preguntas hacían su trabajo, recordé la penúltima novela de Nick Hornby. Un grupo de gente ha decidido suicidarse para Año Nuevo, saltando desde una torre londinense. Exactamente cuando den las 12 de la noche. Es un grupo de gente que no se conoce entre sí. Simplemente, han tenido la misma idea. Esta novela, bastante flojita por lo demás, cuenta esas vidas. Y cómo, al acercarse la hora del suicidio, cada uno de estos tipos (hay mujeres también, al menos una), se las arregla para treparse hasta el lugar en cuestión. A eso de las 10 y 30 ya están todos ahí. Y claro, sin mucho que hacer, más que esperar, se ponen a charlar. Hablan de esas cosas que uno habla cada vez que está por suicidarse.
Al rato cae un chico que hace delivery de pizzas. Está perdido. Ni él sabe como ha llegado hasta esa torre. Obviamente, el pedido no lo hizo esa gente. Pero ya que está ahí, el pizzero se la juega y les regala la pizza a los futuros, inminentes suicidas. La hora se acerca. La charla quiere ser más profunda. Uno tras otro dicen cosas serias, sueltan pensamientos presuntamente filosos sobre la vida contemporánea, etc. EL pizzero, para no ser menos, se mete a la charla y sorpresivamente espeta: “To be an outlaw you must be honest”.
Todos los miran entre sorprendidos y emputados.
“¿Y esa huevada?”, reclama uno.
“Pero qué mierda significa”, dice otro.
El pizzero, confundido, se defiende: “No sé, nunca la entendí, pero como es una frase de Dylan, pensé que les gustaría”.
Al final, el pizzero también decide saltar de la torre al llegar la medianoche.
No se sabe si la frase dylanesca habrá influido en su decisión.
O sea, sigue en pie la trivia. Ayudita: la frase de Dylan que “inspira” a Calamaro a que en “Paloma” diga “no cometas el crimen, varón, si no vas a cumplir la condena” aparece en una cancion incluida en un disco de los ochenta, entre Saved, Infidels y Empire Burlesque.
PD. Ayudota: inmediatamente antes de decir la frase en cuestión, Calamaro canta: “le dije a mi corazón” (y más tarde, hacia el cierre, dice: “te cambio tu corazón por el mío, para mirarlo y mirarlo”). No es ninguna casualidad que en la canción que inspira al Cala escuchemos que Dylan le habla a su corazón, le da consejos, le pide que le haga el aguante, etc. En la versión de Biograph, una versión bootleg, mejor que la oficial, The Bobfather toca esta canción con su amigo Ringo Starr en la bata.
(JG)
Uy, no debí dejar de pasarme "de cuando en vez" por aquí. A ver, ya que la has puesto tan "fácil" JG -nivel para brutos, diríase, aunque todavía conozco gente que tiene problemas para hacer esos jueguitos de dibujar uniendo los puntos numerados- te propongo seguir el juego con este verso salido de "Cape Canaveral" del último del Connor Oberst:
"I watched the stars get smaller
Tiny diamonds in my memory
I know that victory is sweet
Even deep in the cheap seats"
Opción número 2 (o por el camino de la transitividad traducida):
Ah, no es una canción en la que también sale eso de "Jugando con fuego puede ser que te lastimes"? ("You can play with fire but you'll get the bill") Quedamos en Salmónica solución, ¿no? Je.
Saludos a todos y gracias por los comentarios dylanófilos, ya vengo para seguir charlando.
Javier
P.D.: Eso de piratas lo puse por ser la traducción más difundida de "bootleg", no me lapiden pues.
P.P.D.: Hablando de tributarios, prestamistas y copiones, ¿Se han fijado lo parecidas que son "Don't do me like that" y "Tell me that it isn't true" del Nashville Skyline?
Esos lemmings de hornby seguro musikeiros todos.
(caraixos, rodriguez! a mi me costo un pokitin, ya ves la erre a la primera. yo soy de esos ke les cuesta unir los puntitos!!)
Y ya, ya di con la clave la trivia. Claro, AC conoce a profundidad la obra de Dylan. (Si, bueno, es posible que AC digiera bien a Dylan y lo vomite en español. Tiene sus momentos AC, hay ke reconocerlo.)
La canción de donde AC extrae la cita, traduciéndola muy bien por cierto, es Heart of Mine. Luego de hablarle como a un débil amigo al propio corazón, el viejo Bob remata con el último estribillo: “Heart of mine so malicious and so full of guile/give you a inch and you’ll take a mile/don’t let yourself fall/don’t let your self stumble/IF YOU CAN`T DO THE TIME, DON`T DO THE CRIME/heart of mine”
pero claro ahora el par de trivias ke deja javier voy a necesitar mas tiempo
Sí, correcto, don Cuervo, “Heart of mine” es la canción donde aparece la frase que Calamaro incauta para su “Paloma”. Una canción del disco Shot of love. Lo que hace AC es una especie de robo a mano armada, es cierto, pero antes de llamar a la PTJ investiguemos un poco el atraco. Hay robos y robos. No es lo mismo un robo bobo, que un robo a Bob. No ha lugar habeas corpus para el imputado, creo yo: “no cometas el crimen, varón, si no vas a cumplir la condena” es sin lugar a dudas una traducción directa del dylaniano “if you can’t do the time don’t do the crime”. Ese “varón”, tan porteño, podría permitirnos hablar de “traducción local”, según procede el maestro Luis H Antezana cuando traduce el famoso “Un coup de dés jamais n'abolira le hasard” mallarmeano como “una generala servida jamás abolirá el cacho”.
Es muy curioso el gesto de AC porque el cuerpo del delito habla de crímenes y condenas y él lo usa para una canción que sale en un disco titulado Honestidad Brutal. Algo suena contradictorio en Dinamarca.
Con todo, hay que reconocer que lo que hace Hank está muy bien hecho (Hank= Calamaro: según el mismo AC, en aquella gira por las Iberias, del 2001, cuando le tocó a él ser telonero de Bob, dizke cada noche el viejo Dylan solía mimetizarse entre el publico, disfrazado, para escuchar el set de Andrés. Y que le gustó tanto a BD lo que el Cala hacía, que lo llamó “Hank, el rey del ritmo”). Obviamente, el Cala comete el crimen porque se sabe capaz de cumplir la condena. Y lo hace tan pero tan bien que, me parece, uno podría quitar de “Paloma” toda la letra y sólo dejar la frase en cuestión y la canción seguiría de pie, intacta (mientras no se quite ese solo de armónica, quiero decir –es muy muy raro que AC apele a ese instrumento, ah?). Es que la frase no puede ser más calamaresca (colabora con esto la forma en que Hank la modula: súper porteño, súper canchero). Moraleja: to be an outlaw you must be brutally honest.
Interesante también que -con muy buen oído- Calamaro se haya detenido en una canción menor de un disco menor y que haya visto, donde casi todo el mundo pasaba de largo, lo que “Heart of mine” ofrece como potencial de saqueo.
La rima crime/time que Dylan usa en “Heart of mine” aparece en la versión original de “Simple twist of fate” (una de las cumbres de Blood on the tracks). Allí Dylan dice: “People tell me it’s a crime/ to know too much for too long a time/she shoulda cut me in my prime…”. Esta versión sólo circula en bootlegs. Como es bien sabido, en la versión oficial, mucho menos visceral, Bob canta: “People tell me it’s a sin/ to feel too much within/ I still believe she was my twin/ but I lost her ring/ she was born in spring/ and I was born too late/ blame it all on a simple twist of fate”.
The cunt of the she-parrot, don Rodríguez! Me pierdo un poco con sus tocadas de oreja: ¿sugiere Ud que esa letra de Oberst tiene que ver con “Heart of mine”? He quedado en flagrante offside. Sírvase poner unos cuantos puntitos más, con los que tenemos hasta ahora el dibujo que se va formando preanuncia tanto una casa como un estreptococo (y ademas yo soy chicato). Y quedé tan descuajeringao que veo esa opción 2 y no sé ya ni cual era/es la opción 1. Ea, Javier, pongamos un poco de orden en nuestras pasiones (según el Pig, esta frase es de Sade ---pero yo no se la creo).
Lo de Tom Petty es indiscutible: el rompecorazones siempre ha querido ser un bobito. Es uno de los salieris de Dylan. Y también le roba a manos llenas la pinta (y la Niña y la Sta María). Not that there´s anything wrong with that (como decía Seinfeld). Recíprocamente, hay que reconocer que en las giras que hicieron juntos, entre l 86 y el 87, Bob ganó mucho camaleonizando ese sonido que es vintage Petty. “Tell me that it isn’t true” es una canción impresionante (la favorita de Nick Cave, dicen –quien hace una versión espeluz-fuckin-nante).
Bueno, esito por ahora. (JG)
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